martes, 18 de noviembre de 2008

Mi primer día en la Radio


Anécdotas de Cesar Miguel Rondón
Soy muy torpe con la memoria, sobre todo cada vez que me piden que recuerde alguna anécdota en particular de mi vida, y más si se trata de mi vida en la radio, donde cada día está cargado de incidentes. Agréguele usted a este inconveniente el hecho de que estoy cumpliendo 34 años como profesional, apasionado y víctima de ese prodigio hertziano.

¿Cómo escojo, entonces, sólo dos detalles o anécdotas de una lista casi inagotable?

“Podría ir al primer día en que me abrieron un micrófono como locutor (para esa fecha ya tenía más de un año trabajando como productor; de manera que no era un simple ‘novato’). Estaba tan nervioso que leí el texto sin pausa y casi me ahogo con mi propia saliva, porque, sencillamente, me daba miedo tragar. Fue el viejo Martín Gutiérrez -uno de mis primeros maestros en este oficio- quien hacía de operador y quien tomó la decisión de pararlo todo (¡a pesar del bache en el aire!), cerrar el micrófono y ordenarme a través del cristal: ‘traga, carajito, y tómate tu tiempo, que llegamos lejos...’

Más nunca me ahogué, y la voz siempre salió fresca, seca, y en un mismo tono: parejita.


No hay comentarios.: